ABRIENDO SURCOS...LIMANDO VIENTOS
A estos montes vino el hombre a cavar el alba.
Aquí primero las manos se rompieron.
Aquí la sangre entrego su tesoro intacto
para encender cual astro intocado
el nombre equinoccial de un sueño.
¡Si pudiera abrirte el corazón con una sola mirada!
¡ Si pudiera juntar en uno solo todos los nombres!
Si pudiera encender una lámpara para leer aquellas vidas,
como si se pudiera beber, en el cáliz del lucero,
de un solo golpe todas las estrellas!
Aquí, en estos socavones lunares y terrestres
el sudor fue manantial bendito.
Aquí, en el foso negro de las buitras
cupo vertical el tiempo amargo,
y cuando el hombre se canso
de romper piedras con su propia vida,
pudo el silencio escribir en su pecho.
Walter Pineda
2006
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