DOLOR EN EL COBRE
Y ahora,
Frente al recuerdo que levanta su voz
alza mi canto su dolor encendido de piedras,
aquella angustia que socavo las sombras,
ese eco de silencio que sufre la noche.
Alza mi voz obrera en este fragmento cuarzario
los nombres de mis hermanos mineros,
recoge mi mano sus rostros perdidos.
En el alba fueron por cobre
pero el humo asesino los embosco
entre la geología lunar de los andes chilenos
y el estrecho socavón donde sudaban el pan diario.
Algunos regresaron heridas sus almas para siempre,
pero otros envueltos en minerales tristezas
se quedaron convertidos en un solo cuchillo.
Ilumina mi lampara un abismo en el cielo.
He aquí a mis hermanos caídos,
en este trozo de noche desnuda que arde en el cobre.
Mis hermanos obreros que en busca de un sueño
se marcharon detrás de una estrella.
Por esta herida en su costado, sangramos, sangraremos.
Por este dolor, lloramos, lloraremos.
Cobre, ¡cuánta vida tú te has llevado!
¡Cuánto anhelo, cuánta esperanza!
Y aunque se acabe un día tu rojo caudal,
nosotros no olvidaremos a los en tu rosa
encontraron un naufragio escondido.
Y ahora,
frente al recuerdo que levanta su voz tan pesada,
atados al oxido que enciende esta cobriza tristeza,
como el lucero en el alba llena de grillos
guardamos un siglo de silencio.
Walter Pineda C.